jueves, 3 de mayo de 2018

Bloque 3.Aprendizajes escolares.Actividad 3.1 El debate.

Curso: Prácticas educativas inclusivas para el alumnado con TEA. INTEF

Comenzamos este interesante bloque realizando una profunda reflexión sobre la calidad de la enseñanza que le ofrecemos actualmente a todos los niños en general, y a los niños con dificultades en particular.
Para profundizar más sobre el tema analizaremos los artículos "Una escuela para Juan: respuesta educativa para alumnos con retrasos graves en el desarrollo" y "Autismo: modelos educativos para una vida de calidad".

Como punto de partida paso a realizar un análisis del artículo "Una escuela para Juan: respuesta educativa para alumnos con retrasos graves en el desarrollo", escrito por Luis Arbea Aranguren y Javier Tamarit Cuadrado y publicado en Revista de Psicología Educativa, vol1, 1999.
Básicamente se habla del derecho que tiene cualquier niño a ser atendido desde el respeto y el derecho que tiene a recibir todo aquello que necesite a nivel educacional sea cual sea su circunstancia.
Todos los que estamos relacionados con esta profesión nunca debemos olvidar que tenemos la responsabilidad, la enorme responsabilidad, de dar todo aquello que está en nuestra mano para mejorar la calidad de vida de cada niño, aportarle los recursos que necesite, y si no los tenemos, pedir e incluso exigir, que los tenga. Pero aunque se trata de una tarea abrumante debido al peso de la labor y que al ser conscientes de que cada día cuenta no tenemos ninguna excusa para no actuar, también es el motor que puede mover nuestro día a día. Somos la voz de los que no la tienen, somos el amor de quien carece de él y somos los protectores de quienes necesitan ayuda, entendiendo esa ayuda desde cualquier nivel, desde la del niño que necesita pautas y ánimo para conseguir el control de esfínteres, hasta llenar el aula de pictos para que nuestro alumno TEA pueda por iniciativa propia realizar sus peticiones.
Pero en este maravilloso camino no estamos solos ya que la escuela ha de ser el contexto ideal donde cada niño desarrolle plenamente todo su potencial, no solamente el académico, sino sobre todo el social, ya que será este último el que le asegure la verdadera integración en el futuro: saber leer, escribir, sumar... nunca puede ser más importante que el autocontrol, las habilidades sociales, la empatía, etc... no se trata de tener que elegir, sino de creernos de verdad que los temas transversales son de vital importancia y para los niños con dificultades en particular, pueden ser los que les permitan el día de mañana, convivir en sociedad teniendo una batería imprescindibles de recursos.
Desde las Administraciones Públicas se dificulta nuestra labor docente con ratios elevadísimas, la dirección del centro donde trabajamos puede o no entender nuestro propósito de relegar las instrumentales por recrearnos en la resolución de conflictos, las familias pueden no entender las agresiones de un niño con falta de comunicación, pero todo eso no son sino piedras que iremos sorteando en nuestro camino y que, lejos de hacernos desistir y meternos en la corriente del conformismo, nos han de servir de repulsivo para seguir insistiendo y conseguir que, sobre todo nuestros niños con dificultades, sean verdaderos protagonistas de su aprendizaje.

En "Autismo: modelos educativos para una vida de calidad" nos habla de cómo va evolucionando la ciencia y el tratamiento de las personas con autismo y como buscar su calidad de vida es el motor de instituciones e investigaciones. El cambio se siente en el ambiente pero creo que la mayoría siguen viendo a las personas con dificultades como personas incompletas que recibirán o no ayuda dependiendo del sistema político de turno y del dinero que se puede destinar en ese momento para tal menester. Negarle apoyo o recursos a un niño con dificultades, y en concreto a un niño con TEA, es negarle en esencia el respeto y el tenerlo en cuenta como ser humano, ya que él es lo que necesita, como otro niño necesita insulina o un aseo adaptado a silla de ruedas. Sus necesidades son comprender nuestro mundo como lo tenemos planteado y poder comunicarnos que le ilusiona, que siente o que le apetece hacer. Si buscamos que en el futuro sea un ciudadano pleno lo menos dependiente posible, todos los medios que pongamos a su alcance para conseguirlos estarán bien empleados: enseñarle a decidir por sí mismo, a sentir el placer de la compañía, a jugar, a compartir, a auto controlarse pero también a defenderse, etc.

En definitiva, la inclusión real y justa depende de varios factores y el cambio está llegando pero no será un hecho establecido si no nos levantamos cada mañana teniendo en cuenta que cada nuevo día es una oportunidad para ofrecerle lo mejor de nosotros mismos a nuestros niñ@s y solo sintiéndolo de verdad es como realmente lo transmitiremos.

En los siguientes blogs podemos leer las opiniones de Coral Elizondo y Antonio Márquez Ordóñez que lo expresan de una forma muy clara y con gran sensibilidad.

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